Es la oficina central de una empresa muy influyente; en ella, se encuentra un hombre de traje y dos chicas totalmente atractivas con escotes pronunciados y faldas muy cortas… se ve que él es el jefe… ellas, como es de cultura y tradición, esperan ordenes del hombre… pensar que él tiene el control sobre de ellas es excitante… dar indicaciones como “tráeme el folder que está debajo de la mesa”, “alcanza el oficio que está en la parte superior del estante”, “acércame tus documentos a mi escritorio”, todo es un buen pretexto para encontrarle el lado lascivo...
Marbelle quería un puesto de más categoría y sabía que el modo más fácil y directo de conseguirlo era acceder a sus peticiones. Viene de una familia donde la ética y los valores son indispensables para la superación, ella lo sabía, pero no le importo; sabe que en su mundo las tentaciones y corrupciones están a la orden del día, todo se te olvida: inclusive tú ética… su madre estará muy contenta de su ascenso en su trabajo; lo que ella no sabe es que el ascenso fue de él hacía ella, justo cuando su espalda y cadera reposaban en aquél escritorio lleno de documentos, su pierna izquierda flotaba en el aire y su pierna derecha se apoyaba en el hombro izquierdo de aquél varón… él daba ascenso y descenso con su arma distintiva; en ese momento Jazmín empezaba a recorrer las dos musculosas torres que de él desprendían; empezó a jugar en la zona prohibida y él reaccionaba de forma sorpresiva, no le agradaba para nada, pero el placer lo atacaba.. cuando los tres empezaban a invocar a la diosa Afrodita ¡TOC TOC! sonó a la puerta … “¿Lic. Hernández, está usted ahí? Lo visita el vicepresidente de la compañía, quiere hablar urgentemente con usted” …
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