Después de mucho tiempo regreso a mi santuario, mi templo de la felicidad y estabilidad: la biblioteca. Aquí, como lo he dicho antes (apuntes de mi libreta), es donde más feliz me la paso. En este lugar acomodo ideas y estabilizo emociones; veo más allá de de lo que puedo percibir; me concentro y dejo que la razón me ataque; el tiempo se vuelve eterno y busco la objetividad de mi realidad; me hace crecer espiritualmente y estar más allá del bien y del mal; me siento en contacto con el conocimiento y la naturaleza; a lado de grandes autores y mi libreta es como pasan las mejores horas de mi vida.
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